No solo en los atletas. El número de personas físicamente activas tanto durante su vida laboral como después de la jubilación crece, y con ello aumenta también el problema del dolor en el deporte, profesional y amateur.
El dolor es parte de la experiencia deportiva y, aunque no es agradable, tiene su función. Generalmente tiene también una causa específica, así como una duración predecible, existiendo métodos de tratamiento probados que ayudan a lidiar con él.
Hablamos sobre ello y vemos cómo puede beneficiar en esta área el cannabidiol, recientemente eliminado por la Agencia Antidopaje de su lista de sustancias prohibidas.
Al final del artículo, describimos cómo usar el CBD para aliviar el dolor asociado a la práctica deportiva.
La percepción del dolor es uno de los factores que más influyen en el abandono del deporte.
Entendemos por dolor una sensación molesta de una parte del cuerpo por causa interna o externa.
Desde un punto de vista fisiológico, este tiene una función informativa: nos indica la capacidad de carga máxima del cuerpo. Especialmente de aquellas zonas más expuestas a estas cargas máximas y, por tanto, a daños o lesiones.
El interés por los problemas del dolor en el contexto deportivo ha ido en aumento en los últimos años, y se espera que esta área siga ganando relevancia.
¿Las razones?
Como describe Pawlak en Aspects of pain in sport (Aspectos del dolor en el deporte):
Lesionarse es uno de los riesgos de realizar actividades deportivas regulares, provocando molestias físicas y emocionales de leves a graves.
Tradicionalmente, el dolor que se produce en los deportistas en ausencia de traumatismos o daños en el tejido se ha diagnosticado por parte de los médicos, entrenadores y los propios deportistas como una «lesión», es decir, daño tisular (de los tejidos).
El daño se produce cuando la carga excede la tolerancia del tejido, como un desgarro de ligamentos o una fractura.
Sin embargo, el dolor musculoesquelético no siempre está asociado a una lesión. El dolor es más que daño tisular. (artículo)
No todo el dolor surge del daño de los tejidos, o dicho de otro modo, puede haber dolor sin daño.
Así pues, el conocimiento sobre el dolor en el deporte ha evolucionado en las últimas décadas desde una perspectiva dolor = daño tisular a una perspectiva multidimensional. Según esta, varios factores como la sobrecarga de los tejidos, la ganancia nociceptiva (percepción consciente del dolor), el estilo de vida conductual, etc., interactúan de forma compleja haciendo que el individuo esté más o menos propenso a experimentar dolor (fuente 1).
Incluso puede tener un componente psicológico (estilo de vida cognitivo, emocional) (2). Por lo que, hoy día, la preparación psicológica y los esfuerzos de los psicólogos deportivos se dirigen a superar el dolor, a manejar los obstáculos dolorosos desarrollando una mayor resiliencia mental.
El dolor se puede clasificar en base a múltiples aspectos (referencia). En cuanto a la zona en la que se percibe, este puede describirse como localizado o generalizado. Su origen puede ser fisiológico, cuando un estímulo activa directamente los nociceptores, o patológico, en el que hay una excitación de la estructura de los sistemas que perciben el dolor.
No obstante, una de las clasificaciones más habituales es atendiendo a su duración o período de tiempo. Así, tenemos:
Clasificación del dolor según diferentes criterios (duración, sitio o área, origen). Fuente: Pawlak, M. (2013). Aspects of pain in sport.
El cannabidiol (CBD) es un cannabinoide no psicoactivo —no intoxicante— derivado de Cannabis sativa que ayuda a reducir los síntomas de malestar.
La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) lo ha eliminado recientemente de la lista de sustancias prohibidas. Aunque ha mantenido el cannabis (entero) y el resto de cannabinoides, incluido el psicoactivo tetrahidrocannabinol (THC), en su lista prohibida (ref.).
Esta decisión de la AMA, junto con la relajación de las leyes sobre el cannabis, ha llevado a que crezca el interés por el uso de CBD en el deporte.
Actualmente, muchas personas usan aceite de CBD para, entre otros fines, tratar el dolor crónico.
En un estudio reciente en más de 500 jugadores de rugby, más del 20 % manifestaron haber usado o usar cannabidiol como remedio para aliviar el dolor muscular y mejorar la recuperación. Los productos de CBD pueden tener un efecto terapéutico en el dolor musculoesquelético. En otro estudio en pacientes de una clínica de medicina deportiva, una proporción similar (19 %) los había utilizado para controlar problemas de articulaciones.
Aunque la evidencia hasta la fecha es limitada en el ámbito deportivo (población atlética), sabemos que este compuesto del cannabis puede ser efectivo para reducir la inflamación y el dolor tras el ejercicio agotador (estudio piloto).
El CBD podría emplearse para recuperarse de la fatiga y el daño muscular por el esfuerzo físico y cognitivo en los deportes. Los estudios preclínicos sugieren que podría ser útil para los deportistas debido a sus (revisión 1, 2, 3):
El cannabidiol en el deporte puede usarse, bien vía oral, bien por vía tópica.
En el uso oral, es importante tener en cuenta que algunas formulaciones de CBD contienen THC y/u otros cannabinoides. En el deporte profesional, estos pueden dar positivo en una prueba de detección de drogas.
Para beneficiarte de las propiedades del CBD sin los riesgos tanto del THC como de otros cannabinoides o posibles contaminantes, ya seas atleta o aficionado/a, cuida que el aceite sea extracto de CBD puro.
También puedes utilizar un aceite para masaje con CBD, del modo siguiente:
Los cannabinoides «prometen ser un tratamiento para atletas con condiciones de dolor crónico», señala este estudio. A diferencia del THC, la agencia antidoping ya no prohíbe el CBD, y los ensayos muestran que en general es seguro y bien tolerado por los humanos.
Aunque se necesita más investigación en el ámbito del deporte, el cannabidiol es un agente terapéutico prometedor en medicina deportiva. Esta sustancia natural puede ayudar a los atletas a recuperarse al reducir el dolor y las lesiones cerebrales traumáticas leves o mejorar la calidad del sueño.
Por Elisabeth Lahoz
